Parque Nacional de Guadarrama - Vertiente Madrileña
LEYENDAS DE LA PEDRIZA: HOYO CERRADO
'A finales del siglo XIX las autoridades decidieron acabar con los bandoleros que operaban desde la Pedriza. Cuando se vieron acorralados, cargaron sus mulas con el botín de sus fechorías y emprendieron la huida. Salieron de la Pedriza por el Collado de la Dehesilla pero la bajada hacia Chozas de la Sierra (hoy Soto del Real) estaba siendo cerrada por los perseguidores así que decidieron subir hacia el Hueco de San Blas con la intención de cruzar la Cuerda Larga y huir por el Valle del Lozoya. Llegaron a Hoyo Cerrado pero la carga les hacía avanzar con menos rapidez de la que ellos deseaban y desde este punto a la Cuerda Larga la inclinación de la ladera es muy fuerte. Descargaron las mulas escondiendo el botín en los muchos orificios que existen en el canchal. Durante el resto de la subida, los bandoleros fueron separándose en grupos. Ya en el Valle del Lozoya muchos fueron capturados pero los jefes de la banda consiguieron pasar hacia Segovia librándose de la justicia.'.
LA LOMA DEL NORUEGO
'A principios del siglo pasado, cuando aún no se conocia la practica del esqui, llegó a Madrid el noruego Birgen Sörensen para hacerse cargo de una empresa familiar de maderas. Sörensen comenzó a subir a la Sierra para hacer encargos al aserradero de la Sociedad Belga de los Pinares del Paular, y encontró un lugar perfecto para dar rienda suelta a su pasión. En la pendiente que desciende desde la Bola del Mundo al puerto de Cotos, ahora conocida como Loma del Noruego, este se lanzaba sobre unos “esquís rudimentarios, tablones sin ninguna flexibilidad”. “A la gente le extrañaba muchísimo ver a un tío deslizarse con unas tablas por la montaña”, cuenta el periodista y editor Ángel Sánchez Crespo, autor del libro 101 curiosidades de la historia de la Sierra de Guadarrama (Guadarramistas, 2014), que asegura que Sörensen fue el pionero del esquí en España..'.
EL CAMINO SCHMIDT
La ruta clásica que une los albergues de los puertos de Navacerrada y la Fuenfría, los dos pasos históricos a través de la Sierra, fue señalizada en 1926 por el socio número 13 de la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara, un europeo de origen alemán (algunos creen que era suizo o austríaco) llamado Eduardo Schmidt. Primer guarda del albergue que este club construyó en 1917, Schmidt fue un pionero del alpinismo y el esquí en España, donde vivió el resto de su vida. Trazó el itinerario que lleva su nombre para ir a visitar a los guardas del albergue del Puerto de Navacerrada, construido en 1927.
EL HISTÓRICO REFUGIO GINER DE LA PEDRIZA
'El refugio Giner de los Ríos es un refugio de montaña guardado, situado en la zona central de La Pedriza, un área de gran interés geológico, paisajístico y deportivo. Sus obras comenzaron en 1914, gracias a la creciente afición al montañismo que se experimentaba a principios del siglo XX en la Sierra de Guadarrama. El rey Alfonso XIII hizo varias aportaciones económicas y se inauguró el 15 de mayo de 1916. Se le puso el nombre de Francisco Giner de los Ríos, que fue fundador de la Institución Libre de Enseñanza y gran amante del Guadarrama.'.
LEYENDA PUENTE DEL PERDÓN
'En el siglo XIV, la manera en que se administraba la justicia en este lugar, cuyos hombres podían discernir incluso sobre la vida o la muerte de los prisioneros, dio pie a la leyenda y puso nombre a este bello paso. Los ajusticiamientos se llevaban a término en la “Casa de la Horca”, a cierta distancia del monasterio. Para llegar hasta allí, los reos debían cruzar el puente. En contadas ocasiones se les perdonaba, pero cuando sucedía tal cosa, los prisioneros cruzaban en libertan el río hacia el bosque. Todavía el puente se encuentra sobre el río Lozoya, en la localidad madrileña de Rascafría, cerca del hermoso Monasterio del Paular.'.
VENTISQUERO DEL RATON
'En lo alto del Hueco de San Blas, encima de Hoyo Cerrado, se encuentra el Ventisquero del Ratón, uno de los más antiguos y utilizados de toda la Sierra del Guadarrama. Al pie del nevero, inmutables desde hace cuatro siglos, el tosco muro de piedras levantado para facilitar la acumulación de nieve, y los restos de un gran chozo cuadrangular en donde dormían los guardas a sueldo del duque del Infantado, propietario del ventisquero, que se relevaban para vigilarlo e impedir los robos de nieve, según consta en documentos del siglo XVIII. Desde aquí se bajaba la nieve en mulas por la Hoya de San Blas hasta Chozas de la Sierra (actual Soto del Real) donde existía una casa o pozo de la nieve en el barrio del Solar que estuvo funcionando hasta el siglo XIX. Allí se apelmazaba y se guardaba parte de la nieve en pozos en forma de hielo, el resto se cargaba en carros cubierta con pieles bien tensadas y se llevaba a Madrid. Según Real Orden la nieve se tenía que transportar desde Chozas por el Camino Real que llevaba a Colmenar Viejo y, desde allí, directo a Madrid entrando por la calle Fuencarral hasta su destino cerca de la puerta de los Pozos de la Nieve, en la glorieta de Bilbao'.
LEYENDA DEL CANTO DEL TOLMO
'Se dice que la enemistad entre los ocupantes de la Pedriza Posterior y los de la Anterior les llevó en contadas ocasiones a la guerra. Del primer lance la Pedriza Anterior salió derrotada; del segundo, en cambio, partió vencedora. Por eso y para garantizar la paz se colocó una enorme piedra en el límite entre ambos bandos, el Canto del Tolmo, y se situó un centinela perenne. Todavía, se dice, este guardián sigue velando por el tratado de paz desde lo alto del Collado de la Dehesilla.'.
“TORMENTA SOBRE PEÑALARA” JOAQUÍN SOROLLA (1863 - 1923)
'Pinta desde el llano segoviano las alturas del pico de Peñalara, el más alto de la Sierra de Guadarrama, cernidas por el cobalto del aguacero. La enfermedad de su hija primogénita, los estudios, bocetos y cartones preparativos de su magna obra para la Hispanic Society of America y la circunstancia de tener casa de verano en el pueblo serrano de Cercedilla, localidad donde murio, explican la repetida presencia del Guadarrama en muchas de sus obras'.
PEÑALARA (SIERRA DE GUADARRAMA) JAIME MORERA Y GALICIA (1854–1927)
'Perteneciente a una corriente paisajística partidaria de la experiencia directa del natural. A tal fin, recorrió exhaustivamente la sierra madrileña a partir de 1890 plasmando con fidelidad en sus lienzos de la colección 'Estudios del Guadarrama' la atmósfera de una montaña invernal y rigurosa, azotada por ventiscas, envuelta en niebla, cubierta de nieve... Captó la desolación, luminosidad y belleza de las cumbres serranas en todo su esplendor, valorando con sensibilidad la gama de grises ('En la Sierra de Guadarrama. Divagaciones y recuerdos de unos años de pintura entre nieves' - Jaume Morera i Galicia). Bajo la guía de Anselmo, lugareño de Miraflores, se adentró en emblemáticos parajes como La Najarra o los puertos de Canencia y Morcuera, acampando frecuentemente durante días en sus inmediaciones para desarrollar su trabajo, desafiando al frío y a las incomodidades propias de estos lugares (en la comarca lo conocían como 'Don Jaime el de hierro' por su resistencia). Fue uno de los primeros divulgadores en nuestro entorno de la alta montaña y sus gentes como motivo pictórico.'.
LEYENDA NEGRA DEL SANATORIO HISPANO
Nació como un hospital para enfermos pulmonares. Fue levantado en la primera mitad del siglo XX y se le consideró como uno de los punteros de su época rodeado de un hermoso bosque de pinos, destacaba tanto por su magnífica situación como por la higiene y confort. Sin embargo, ese paraje idílico se contaminó por las leyendas de terror sobre lo que pasaba dentro del hospital. Estas nacieron por las muertes en el centro, algo habitual tratándose de un hospital, pero lo cierto es que los vecinos de la localidad han asegurado en más de una ocasión que los suicidios se repetían sin explicación aparente. Los pacientes, que desaparecían de sus camas sin razón, al tiempo aparecían muertos en los alrededores del sanatorio. Así, una vez cerrado y abandonado, pasó a ser un imán para los amantes de lo oculto y lo paranormal. Concretamente la capilla ha sido un foco constante, del que muchos dicen ser un escenario único para la grabación de psicofonías. En la actualidad, del Sanatorio Hispano solo quedan las fachadas, en las caras internas pueden contemplarse pintadas de rituales satánicos
Subida al antiguo Circo Glaciar de Hoyo Cerrado
Partimos desde un pequeño aparcamiento que hay en el puente sobre el arroyo Mediano, pasamos una puerta y continuamos por la Senda de la Avutarda. Llegaremos a una bifurcación (ahora con un poste indicativo del parque) y giraremos a la izquierda hasta llegar a un refugio/merendero. Pocos metros más adelante, nos desviaremos de la pista principal, para coger una pequeña senda que sale a nuestra derecha. Este es un tramo de por el cual iremos ascendiendo muy progresivamente por zona arbolada hasta llegar a la majada de la porra, donde veremos las infraestructuras que se hicieron para poder capturar a las cabras para evitar su masificación.
Al poco salimos a un ancho camino (1635m aprox), por llamarlo de alguna manera, que sirve para acceder a una jaula/trampa de cabras montesas. No podemos evadirnos del destrozo hecho a la montaña, para la ubicación de esta y otras jaulas que vemos ladera arriba. Volvemos sobre nuestro pasos para coger otro pequeño sendero (hay un pequeño hito a su inicio) a nuestra derecha que nos llevará a Hoyo Cerrado. A la altura de unos apilamientos rocosos a la izquierda del camino, hacemos una pequeña parada para observar que forman un magnífico balcón natural hacia el Hueco de San Blas, solo se diferencia de un Púlpito Noruego, que no hay un fiordo abajo. Por fin llegamos a Hoyo Cerrado, un circo glaciar en la cabecera del Arroyo del Mediano, (entre las elevaciones de Asómate de Hoyos y Bailanderos), más pequeño que sus hermanos de Peñalara y Nevero, por poner un ejemplo.
Antiguo Circo Glaciar de Hoyo Cerrado, con Cabras Montesas abajo y Peña Lindera arriba


Dejando atrás la Pista Forestal, la senda sube entre un frondoso Bosque de Pino Albar

Podemos observar de frente cerrando el Circo, los paredones que caen de la Cuerda Larga con Bailanderos a la derecha y Asómate de Hoyos a izquierda; cerrando el Circo por los laterales los contrafuertes que caen del Collado de Pedro de los Lobos a la derecha, y de Asómate de Hoyos hacia Peñas Linderas a la izquierda; el fondo del Hoyo y sus praderas y en la parte alta del Circo y hacia la izquierda de aprecia el Ventisquero del Ratón, que antiguamente se aprovechaba para llevar nieve y fabricar hielo para la Corte de Madrid.
El paraje es idóneo para descansar, reponer fuerzas y recrearse con este prodigio de otras épocas donde los hielos modelaban estas laderas. La bajada la hacemos por un sendero en zig zag. Antes de adentrarnos de nuevo en el pinar tenemos unas vistas muy bonitas de la Najarra. El sendero tiene toda la pinta de haber sido en su momento un viejo camino mulero, por el que las bestias salvarían el desnivel cómodamente, aun cuando fueran cargadas hasta los topes. No recuerdo si bajaban el mineral de una pequeña mina que había por aquí o si recogían la nieve que en invierno y primavera se acumulaba en los ventisqueros. Cruzamos la pista y y cogemos un sendero que va paralelo a un muro de piedras, Aquí la senda es poco evidente y vamos paralelos al cortafuegos hasta dar de nuevo con la Senda de la Avutarda, que nos devolverá al puente donde comenzamos la ruta.